Breves pinceladas de la historia de Fuerteventura:
Seguro que a todos nos suenan los nombres de Capraria, Maxorata, Herbania, Guize, Ayoze, Tibiabín, Tamonante, Jean de Bethencourt, Gadifer de la Salle, los “Majos”, Casa de los Coroneles, Batalla de Tamasite, Puerto Cabras…
Todos pertenecen a nuestra historia, la historia de Fuerteventura.
Parece ser, según las teorías más aceptadas, que los primeros aborígenes canarios debieron haber llegado a Canarias procedentes del norte de África entre el siglo V a.C. y el comienzo de la era cristiana.
Se desconoce el modo en que llegaron estas tribus bereberes a las islas, ya que no queda ningún vestigio de las embarcaciones que pudieran haber utilizado.
En la época aborigen se conocía a los habitantes de Fuerteventura como “Majos”, era un pueblo que estaba en la edad de piedra, aunque era una sociedad bien estructurada, tenían religión, conocían la momificación, vivían en cuevas naturales, también existían refugios de piedra, cabañas y poblados en superficie y eran principalmente ganaderos (los navegantes conocían a la isla como Capraria por la abundancia de ganado caprino).
La isla de Fuerteventura en esta época prehispánica, se hallaba fragmentada en dos comunidades (reinos) independientes, formadas por grupos de parentesco, separadas por una pared de piedra (de la que aún se conservan restos) situada en el istmo de La Pared, levantada por las continuas discordias entre ambas comunidades. El nombre aborigen de Herbania, hace referencia a esta muralla. Al frente de cada una se situaba el jefe (rey) del linaje más importante.
El reino de Jandía al sur, estaba gobernado por el rey Ayoze, y el reino de Maxorata al norte, estaba gobernado por el rey Guize. Los dos reyes contaban con el consejo de dos sacerdotisas, madre e hija, Tibiabin y Tamonante, que les profetizaron la llegada por mar de gentes que traerían beneficios para la isla.
Entre los años 1.402 y 1.406 y usando Lanzarote y la isla de Lobos como base, Jean de Bethencourt (con permiso real de Enrique III, Rey de Castilla, junto a su socio Gadifer de la Salle) desembarcan en Ajuy y conquistan toda la isla. Se funda la capital en Betancuria y su valle se convirtió en el primer asentamiento de la isla, comenzando su colonización. Fuerteventura contaba por entonces con unas 1.200 personas.
Los dos reyes majoreros lucharon contra los invasores y Tibiabin y Tamonante auguraron grandes desgracias si no cesaban las hostilidades. Después de una dura resistencia, en el año 1.405, los reyes majoreros decidieron pactar con los invasores para conservar sus privilegios, y se convirtieron al bautismo, pasándose a llamarse el rey Ayoze, Alfonso y el rey Guize, Luís.
Tras la marcha de Jean de Bethencourt de la Isla de “Forte Ventura” (Es el nombre de la isla tal y como aparece por primera vez en un mapa del cartógrafo mallorquín, Angelino Dulcert, en el año 1339, “Forte” significa fuerte y “Ventura” podría significar viento, suerte, destino), la isla vive épocas de continuos saqueos e incursiones piratas. Para evitar este tipo de ataques se construyeron varios castillos a lo largo de la costa, a la vez que la población se alejaba de ésta.
En 1.476, la isla de Fuerteventura se transforma en Señorío, dependiendo de los Reyes Católicos y gobernado por militares españoles e influyentes familias.
Como consecuencia de la Guerra de Sucesión, España perdió su preponderancia militar y fue reduciendo su poder convirtiéndose a finales del siglo XVIII en una potencia de segunda.
La historia de Fuerteventura en esos tiempos es una sucesión constante de incursiones piratas europeos y berberiscos, destacando la invasión del pirata berberisco Xabán de Arráez en 1593 que arrasó Betancuria. Otra de estas incursiones fue la de piratas ingleses en la bahía de Gran Tarajal, que fue frenada en la conocida batalla de Tamasite.
En 1708 se creó el regimiento de milicias, encabezado por los coroneles. Tomaron La Oliva como residencia, y se convirtió en la capital civil y militar de la isla (Pedro Sánchez Dumpiérrez fue el primer coronel de la isla).
La Casa de los Coroneles, es un ejemplo de construcción y adaptación de edificios como cuarteles.
En 1.812, las Cortes de Cádiz prohíben los señoríos y el Coronelato. En 1835 el sistema feudal fue abolido y cada parroquia se convirtió en distrito administrativo, es cuando se crea la mayoría de los municipios actuales. En 1860 Puerto de Cabras (ahora Puerto del Rosario) se convirtió en capital de la isla.
En la segunda mitad del siglo XX se inicia el desarrollo turístico, convirtiéndose rápidamente las islas en un destino de turismo de masas. El turismo se convierte en el motor de la economía majorera.