Monumento a Miguel de Unamuno

El Monumento a Miguel de Unamuno, se encuentra en “Montaña Quemada” en el término municipal de Puerto del Rosario y colindante con el término municipal de La Oliva, cerca de la localidad de Tindaya, desde donde se puede acceder por un pequeño camino de tierra.

El monumento es obra del escultor natural de Gáldar, Juan Borges Linares, que lo realizó en el año 1.970.

De este lugar dijo Unamuno: “si viese que mi fin se acercaba y que no podía morir en mi tierra propia… o en mi Salamanca… iría a acabar mis días ahí, y mandaría que me enterrasen en lo alto de la Montaña Quemada…”.

Miguel de Unamuno y Jugo, escritor y filósofo español, permanece en Fuerteventura durante cuatro meses, desde marzo de 1924 al mes de julio del mismo año, debido al destierro mandado por el dictador Primo de Rivera, destierro que más que un castigo fue un regalo para él y para los majoreros, ya que se pretendía que su destierro a la Isla de Fuerteventura fuese el infierno para Unamuno, y resultó ser un lugar de purificación y algo parecido al paraíso “dantesco” (uno de los pocos libros que se lleva al destierro es “La Divina Comedia”). A igual que Dante Alighieri, Unamuno fue desterrado por oposición al régimen de gobierno. Permaneció pocos días en Fuerteventura, pero la isla dejó huella en su vida.

A Fuerteventura llegó llamándola infortunada en uno de sus primeros artículos escritos en la Isla: “Esta infortunada, donde entre la apacible calma del cielo y del mar escribimos este comentario…, mide en lo más largo, de punta Norte a punta Sur, cien kilómetros, y en lo más ancho, veinticinco. En su extremo Suroeste forma una península casi deshabitada, por donde vagan, entre soledades desnudas y desnudeces solitarias se la mísera tierra, algunos pastores”.

Pero terminaría escribiendo cosas como esta: “!Fuerteventura! Cuanto viva mi alma y en la forma que viviere, vivirá en ella, hecha hueso espiritual o roca espiritual de sus huesos o sus rocas espirituales, esa bendita isla de Fuerteventura donde he vivido con ustedes, los nobles majoreros, y con el Dios de nuestra España, los días más entrañados y fecundos de mi vida de luchador por la verdad” (Carta a su amigo isleño don Ramón Castañeyra).

Entre sus escritos de Fuerteventura, destaca su obra De Fuerteventura a París, publicada en el año 1925 y Fuerteventura, un oasis en el desierto de la civilización.

En Fuerteventura se imparten cursos enmarcados en el programa de la ‘Cátedra Cultural Miguel de Unamuno’.

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