Edgar Allan Poe, en su cuento La Esfinge, después de una visión monstruosa, cuando caía la tarde, a orillas del Hudson, vuelve a la realidad, con la explicación de un amigo: En relación con lo que me cuenta, voy a leerle una descripción para escolares de la esfinge perteneciente al género Sphinx, familia de los crepusculares, orden de los lepidópteros, clase de los insectos. La descripción dice así:
“Cuatro alas membranosas cubiertas de pequeñas y coloreadas escamas de aspecto metálico; boca que forma una probóscide enrollada debida a la prolongación de los maxilares, sobre cuyos lados se hallan rudimentos de mandíbulas y palpos pilosos; alas inferiores adheridas a las superiores por pelos tiesos; antenas prismáticas en forma de porra prolongada; abdomen puntiagudo. La esfinge de la calavera ha causado a veces gran terror entre el vulgo por el tono melancólico del grito que emite y por el distintivo de la muerte que lleva en su coselete”.
En las películas, El silencio de los corderos y El perro andaluz, hace también acto de presencia la Mariposa de la Muerte.
Acherontia: Aqueronte (dolor), es hijo de Helio (el Sol) y de Gea (la Tierra), a quien Zeus transformó en río de los infiernos. Las almas deben atravesarlo, en la barca de Caronte, para llegar al reino de los muertos.
Atropos: Una de las tres Moiras (hijas de la noche) griegas. La encargada de cortar el hilo de la vida.
Así que tenemos una leve mariposa que carga con unos de los mitos griegos que trata de explicar lo inexplicable, la trascendencia de la vida o el definitivo fin en la muerte. Una mariposa que pone un huevo en el envés de una hoja, que se vuelve oruga e hiberna enterrada, que se torna crisálida y acaba, otra vez, en breve mariposa, llevando en la parte dorsal del tórax, la figura de una calavera.
No es corriente la dieta de la oruga: hojas de planta de tomate, de patata, de belladona, de estramonio, ricas en alcaloides tóxicos y estupefacientes.
Ni tampoco lo son los hábitos de la mariposa de la muerte: Vuela muy rápido, en línea recta y de noche. Es, con mucho, la mariposa más grande de Canarias, hasta trece centímetros de envergadura. Es muy voraz. Le gusta lo dulce. Le atraen los frutos maduros, la miel de las colmenas, la savia fermentada de algunas flores… No deberíamos descartar que puedan detectar la muerte. Al fin y al cabo, al cuerpo en descomposición, pronto llegan las moscas azules, los mismos lepidópteros y los arácnidos.
Y el caso extraordinario, único entre los insectos, de emitir una auténtica voz lastimera cuando se siente amenazada.
Si muchas leyendas subyacen en el pasado, ligando su presencia a la llegada de la muerte, se han ido difuminando todas, con la llegada de la electricidad y el desarrollo.
Quedémonos solo con la metamorfosis de una mariposa que es feliz en su vida efímera, aún portando siempre, la carga de una calavera. ¡Como cualquiera de nosotros!
Antonio Olmedo Manzanares.